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Las 10 cosas que aún no sabes de la fotoprotección solar

Claro, es un clásico. Llega el verano y la palabra que nunca falta en la boca de los dermatólogos es…. ¡Fotoprotección solar!

Pues sí, pareceremos pesados, pero como suponemos que ya os sabéis todos los motivos por los que debéis utilizar SIEMPRE un fotoprotector solar (y sino podéis consultarlo aquí) , este artículo va de otra cosa: 10 conceptos sobre la fotoprotección solar no tan conocidos.

¿Queréis hacer la prueba?

Allá vamos:

1- Protección frente a la polución. Es decir, los fotoprotectores más novedosos incluyen un efecto barrera que impide que la polución penetre en nuestra piel. ¿Por qué esto es importante? Porque las partículas de polución menores a 10um pueden penetrar en nuestra piel, y como son “huecas” pueden absorber gases del exterior. Esto, junto con la radiación solar ultravioleta e infrarroja hace que nuestra piel luzca más apagada, aparezcan manchas prematuras y arrugas más acentuadas.

2- Recientemente se ha demostrado que la luz azul, o luz de las pantallas, induce hiperpigmentaciones en la piel, sobre todo en fototipos oscuros (IV-VI), siendo ésta más duradera que la producida por la radiación UVA. Estas hiperpigmentaciones son sobre todo el melasma e hiperpigmentaciones postinflamatorias (es decir, después de cualquier agresión cutánea que conlleve inflamación). De hecho, ya hay algunos fotoprotectores solares que incluyen filtros frente a este tipo de luz.

3- Siempre decimos que es importante no exponerse al sol en las horas centrales del día, pero que el fotoprotector hay que llevarlo puesto (¡y reaplicarlo!) durante todo el día. ¿Sabéis por qué? La radiación UVB (la que produce daño en el DNA celular) sí varía en función de la hora del día y de la estación en la que nos encontremos, pero la radiación UVA (responsable del fotoenvejecimiento) se mantiene estable durante las horas de luz, además de tener una menor variabilidad estacional. Por este motivo hay que utilizar un fotoprotector tanto en verano como en invierno, y durante todo el día.

4- Además de la radiación UVA, UVB y la luz de las pantallas, existen otros tipos de radiaciones que tienen efecto sobre la piel. La luz visible, por ejemplo, ha demostrado producir hiperpigmentaciones en las capas más profundas de la piel, ya que hasta un 20% de la luz recibida llega a este nivel. La luz infrarroja es la responsable de producir esa sensación agradable de calor, pero también genera estrés oxidativo, con la consecuente producción de radicales libres. Aunque este daño es 4 veces menor que el producido por la radiación UVA, los infrarrojos ayudan a potenciar el daño oxidativo producido por el UVA.

5- Los óxidos de hierro (uno de los principios activos que se utilizan en los fotoprotectores) están formados por cuatro colores: beige, negro, rojo y amarillo. Volvemos a la clase de plástica del colegio para recordar que el color complementario del azul es el naranja, que a su vez está formado por rojo y amarillo. Si añadimos un poquito de beige (que aporta luminosidad) y negro (para que sea más cubriente) obtenemos un fotoprotector que sólo por tener un tono anaranjado protege mejor frente a la luz azul de las pantallas, ya que el azul y el naranja son colores complementarios. Si recordáis lo que comentábamos en el punto número 2, obtenemos un fotoprotector excelente para pacientes con fototipos altos que además tengan tendencia al melasma o las hiperpigmentaciones.

6- Estar a la sombra reduce sólo un 30-50% de la radiación UV, por lo que la excusa de que no nos aplicamos fotoprotector porque vamos por la sombra no sirve. Además, la radiación UV atraviesa las nubes, así que en los días nublados también debemos fotoprotegernos. No olvidéis que la radiación UVA atraviesa también los cristales, así que si a través de la ventana de nuestra oficina o del coche se cuelan rayos de sol, debemos utilizar también un fotoprotector solar en interiores.

7- La ropa tiene FPU, es decir, un factor de protección ultravioleta. Es importante saber que el rango para clasificarla entre alto, medio y bajo es distinto el utilizado en Europa que el de Estados Unidos, por lo que habrá que fijarse dónde está fabricada la prenda. El FPU de una prenda depende de la humedad, del tejido, de la malla o entramado de la tela y del color. La ropa húmeda protege menos, por lo que bañarnos con camiseta no es una buena idea. Deberíamos bañarnos previa aplicación de un fotoprotector solar y después de secarnos ponernos una camiseta seca. Los tejidos sintéticos protegen más que los naturales, y como curiosidad parece ser que los lavados sucesivos de las prendas de algodón les confieren un FPU más alto, ya que el entramado se hace más denso. Por último, los colores oscuros son los que mejor protegen y el idóneo es el azul índigo (¡por lo general muy favorecedor!). En algunos países ya se comercializan detergentes que confieren hasta el equivalente de un FPS 30 a la ropa en un solo lavado.

8- Protección ocular. El color de los ojos, a pesar de lo que siempre se ha creído, no es determinante para filtrar la radiación solar. Las gafas de sol deben tener protección UV400. Esto significa que la lente bloqueará cualquier radiación UVA, UVB con una longitud de onda menor a 400nm. Así que, a pesar de que los cristales oscuros protegen más que los claros independientemente del UV400, las gafas “de mercadillo” no son una buena alternativa para un día realmente soleado.

9- Los fotoprotectores solares orales no tienen tanta acción sobre la absorción de la radiación solar y es difícil medir su efecto en DEM (dosis eritematosa mínima), por lo que en ningún caso evitan el uso de fotoprotectores solares tópicos. Sobre todo, contienen sustancias antioxidantes que ayudan a reducir el estrés oxidativo causado por la radiación. Es muy importante la biodisponibilidad del producto, ya que los comprimidos orales se absorben a nivel gastrointestinal y posteriormente tienen que llegar a la piel sin degradarse y conservando su acción antioxidante.

10- Un estudio realizado en Suecia en el que los pacientes exponen al sol alrededor de un 20% de su superficie corporal entre 10 y 15 minutos al día, 3 días a la semana demuestra que es suficiente para sintetizar toda la vitamina D que puede sintetizarse a nivel cutáneo en una semana. Así que NO, ROTUNDAMENTE NO, debemos dejar de utilizar un fotoprotector solar para sintetizar vitamina D. Aunque sabemos que la vitamina D está de moda y los estudios a veces muestran datos controvertidos, la evidencia actual sí demuestra que no utilizar un fotoprotector aumenta el riesgo de cáncer. Si queréis saber más sobre vitamina D y sol, ¡estad atent@s a nuestros próximos posts!

Conclusión; que sí, que somos pesados, pero es que existen muchísimas razones para que el fotoprotector sea el elemento más importante de nuestra rutina cosmética y de salud diaria.

¡A disfrutar del verano!

Dra. Andrea Allende